Para vos, mujer, que no encajás con los estereotipos
No es cualquier mujer
Sin brazos como la Venus del Milo. Sin cabeza como la película de Lucrecia Martel. Sin piernas como la ex de algún Beatles. Una mujer Sin. ¿Qué haré con ella? No amasa fideos de abuela. No corre maratones ni micros, no chilla, ni gime, no insulta, no salpica con baba al hablar. No hay chicles de inflados labios rosas de primavera: sin boca, sin flor.
En cambio hay un torso donde parece relinchar un corazón, un órgano semi envuelto en una tela de piel, un palpitar de mariposa. Un torso-corso: cintura inigualable, la suma de quinientas bailarinas, con cuello de percha silenciosa guardada en armarios infantiles. Un torso, sí, reciclado pero fresco y auténtico. Un torso para recostarse en él cuando lloran las trompetas de los ángeles. Un torso para lucir escotes o esconder en un bolsillito campero una hojita de menta encontrada al pasar. Un torso con un niño tibio prendido en el vientre. Un torso de naranja trapezoidal. “Mozo… un exprimido de mujer de ombligo, por favor”.
Maru
Texto inspirado en un maniquí femenino que es sólo un torso