jueves, 3 de enero de 2013


¿Qué tal mi corazón?, preguntó el Hombre de Hojalata
¿Para qué lo quiere?, respondió Oz, creo que no es bueno
que desee un corazón. Hace a la mayor parte de la gente infeliz.
Si se diera cuenta de esto, vería que tiene suerte
de no tener corazón”.
 
 
L. Frank Baum. El Mago de Oz

   


¿Qué pasó cuando el hombre de hojalata encontró a su corazón?


Tu corazón era como un páramo de pastos azules y fondo plateado, que amaneció al encanto de la tristeza para quedarse por mucho tiempo allí.

Apenas inició la luz su recorrido, -sí, un sol gigante y extraño-, la tierra llamó al paisaje para preguntarle qué ocurría.

El paisaje apenas tenía conocimiento de lo que pasaba y llamó fuera de sí, pues todo lo que lo contenía estaba allí mismo. No había ninguna referencia a algo igual que pudiera darle una explicación.

Fuera de sí no había nada, y la Nada le respondió que podía ser, que podía haber una experiencia distinta a ella misma.

El paisaje comunicó a la tierra, que corrió buscando al corazón para decirle que todo era posible. Y éste se echó a llorar respondiendo a su propia intuición, inundando los pastos con tanto llanto. Cuando paró el aguacero, el sol quemó la planicie con sus rayos y todo fue prendido fuego. El aire barrió el encanto de la tristeza y la tierra amaneció.

La tierra que escondía aprendió a revelar.

El corazón se revirtió a sí mismo. Se dio vuelta como se da vuelta un guante para mostrar una nueva piel, una nueva carne: un manojo de rosas.

Comprendió, entonces, que su Ser era un pájaro.

El texto surgió de un sueño en el que era el hombre de hojalata del "Mago de Oz". No me olvido que el hombre de hojalata quería cumplir un deseo, poseer corazón para disfrutar de todas las cosas de la vida.     http://youtu.be/T-RHfXZkT1g